Me despiertan los rayos del sol que entran por mi ventana. Después de un minuto para despertarme completamente, me doy cuenta que hoy es el día, sí, el día en que empezaré una nueva vida.
No puedo evitar tener sentimientos encontrados, emoción, tristeza y... miedo. Es la primera vez que viviré en otra ciudad, sin mi familia, ni amigos. Ni siquiera me había cambiado antes de escuela, toda mi vida cursé en el mismo colegio, en mi pueblo natal. No va a ser nada fácil para una pueblerina adaptarse a la capital...
Por suerte, mi mamá me acompañará por dos días para ayudarme un poco a adaptarme. Después de terminar con el equipaje, nos dimos cuenta de que ya era tarde. Pensaba ir a la casa de mi abuela a despedirme, pero al serme imposible, tuve que optar por llamarla.
-¿Aló?
-¿Ajá?
-¡Bendición, abuela!
-Dios te bendiga!
-Sabe que se nos hizo tarde, por lo que ya no vamos a poder ir para allá, por eso la llamo.
-Ah ok...
-Sí...
-Bueno, que te vaya bien y tengas mucho éxito.
-Amén, abuela.
Al terminar de hablar con ella y despedirme de mis tías por teléfono, me siento a almorzar para así poder ir a la casa de mi abuela paterna, a despedirme y a irnos con mi hermano mayor. Allí me despedí de mi abuela paterna, de un primo y de mi tía... Me sorprendió que ella me abrazó por un rato y empezó a llorar, mentiría si dijera que no se me aguaron los ojos, ¡jajaja! Al separarnos, todavía se veían algunas lágrimas correr por su cara, que a la vez me mostraba una media sonrisa.
 |
| Caracas |
Mi hermano mayor nos esperaba a mi mamá y a mi afuera, cuando llegamos hasta el auto, me despedí de mi papá y de mi hermana, mientras nos ayudaban a guardar el equipaje. Lo demás es historia, mi mamá y yo viajamos con mi hermano y otra tía que también iba para allá, hubo momentos de chistes y varias paradas, pero al final llegamos bien.
-¿Es aquí?
-Sí.
-Por aquí vive mi jefe...
Tuve que aguantar la risa por ese comentario hasta que llegamos a mi residencia, ¡jajajaja!
Read More
